domingo, 6 de agosto de 2006

La vocación

Ayer sábado tuve que salir a pagar cuentas. Si, como cualquier mortal en esta ciudad, de vez en cuando debo dedicarme a estos trámites, por mucho que algunos servicios puedan pagarse por internet. Las tiendas por departamento, muy a nuestro pesar, nos obligan mes tras mes a concurrir a sus dependencias, para ver si de paso nos tentamos con algo más para alargar el crédito.

Esa fue mi impresión ayer sábado, cuando tuve que descender al subterráneo de Almacenes Paris en el centro. La fila de pagos era larguísima, tanto así, que completaba las tres vueltas entre las típicas cuerdas, para dar otras tres más entre los pasillos de electrónica. A simple vista, debe haber tenido unas doscientas personas, fácil. De todas formas, avanzaba bastante rápido puesto que había veinte cajas exclusivas para este propósito. Enfundado en mis recién adquiridos audífonos, el reproductor de mp3 dejaba sonar "Holiday" de Madonna. Nada más disonante en esas profundidades de tubos fluorescentes. Fue así que llegué frente a la cajera que me cayó en suerte llevando el dinero ya contado y ordenado (todos para el mismo lado y agrupados por valor) Suponía que esa era mi manera de colaborar a este tipo de trabajo, como respetando el acto de recibir y comprobar el pago de la deuda.

Precisamente por eso, tuve la libertad para poder detenerme en esta chica. Era una mujer de unos treinta y tantos, y tenía unos ojos celestes preciosos. Sin embargo, no pude mirarlos de frente, puesto que se concentró en rehacer lo que yo había hecho. No me ofendí, puesto que pensé que si hubiese un error se lo endilgarían a ella y probablemente le descontarían de su escuálida remuneración, lo que no cuadrara tras el arqueo de la caja.

La transacción había terminado y en mis oídos sonaba "if we took a holiday, get some time to celebrate; just one day out of life, it could be... it could be so nice" Vaya ironía. Yo andaba archicontento por poder vivir musicalizado en cualquier circunstancia, teniendo por cierto, la posibilidad de imaginar las cosas con otro matiz. Pensando en lo caribeño del autendo de la cantante. Nadie en la fila parecía sentir lo mismo. Todos tenían semblante parecido y el mismo boletín en la mano. Con mis prejuicios mediante, percibí que nadie tenía una etiqueta de cliente preferencial y quizás muchos estaban pagando cuotas del televisor o el abrigo de "marca propia" que estas tiendas suelen vender con calidad pasajera. Se mantenía el círculo de la deuda constante.

A estas alturas todos sabemos que lo que hace eficiente al sistema son las ganancias financieras de esta estructura de pago de intereses. En resumidas cuentas, vivimos con deudas que no representan la realidad de bienestar que tenemos. Desde este punto de vista, y como la cosa parece no tener fin, pocas veces podemos elegir un producto con toda la libertad que nos enseñaron en economía. Y eso sin entrar a observar la maquinaria del marketing.

Me preguntaba cuanto dinero ganaría la muchacha de la caja. Sabía que sería poco, y no alcanzaría para comprar nada al contado. Todavía tengo la interrogante acerca de los estudios que tendría esta mujer, cómo le habrá ido en el colegio, si tendría familia. Todas estas preguntas sobrevienen en un fin de semana marcado por el tema vocacional. Desde leugo, se me olvidaba contar que dos amigos míos se titularon de curas. Estuve en la misa acompañado por gente de mi familia y compañeros ignacianos. Todos ellos tienen en comùn la marcada importancia asignada a la reflexión vocacional. Yo mismo he participado en retiros con esta pregunta y hasta hoy sigue siendo motivo de consulta espiritual. Le decimos discernimiento. Así, accidentes mediante, discerní ser sociólogo en ejercicio.

Pero qué pasa con el resto. Los que no tienen una buena educación tras de si como para poder plantearse siquiera estas preguntas. Cuándo las elecciones que apuntan a situarse en sociedad pasan por el consumo. Es como las mamás con que tropecé en la Feria del Disco minutos más tarde. Casi me garabatearon cuando, sin saber donde estaba la fila en un tremendo tumulto, pasé mi disco de Mylo entre los cientos de solicitudes por material de REBELDE.

Grupo de plástico, pensé. Tanto por los cantantes como por las viejas. Yo elegía libermente un producto europeo, compardo con el sueldo libremente ganado al disfrutar del libre ejercicio de mi profesión. Profesión en el sentido weberiano (y por tanto religioso) del concepto. Por eso podía analizar a estos mexicanos con desdén. Pero supongo que no es la mejor aproximación a la realidad del chileno promedio que proyecta su adolescencia y sus apiraciones en figuras como esta; donde el ejercicio vocacional se desdibuja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya Vaya... mucho que escribir!
Este fin de semana, sin duda fue muy cargado al asunto vocacional, sobretodo por una decisción, un discernimiento tan grande como el de ser curita. Sin embargo, nosotros tomamos nuestras propias desiciones, a la buena (en tu caso), a la mala (como Alvaro) o intermediamente (como yo)... pero cosas así, cambian nuestra vida, en cuanto profesionales que aspiramos ser, y mejores personas a nuetros propios ojos, los de nuestros pares, padres, sociedad y de Dios.
No pude evitar escribir una leve sonrisa con lo del grupo plástico y su plástica reveldía (tan así que cantan POP).
Y Pablo... sobre los productos de marca, es gracias a la Globalización que las personas estan realmente dispuetas a pagar cosas "standar", en cuanto estos estén más disponibles... si no, no tendría sentido. (Algo aprendí en mi curso de Comercialización Agropecuaaaaria)

Well! Many, many words writing on this blog. I mean... I should stop the "jugo", because all the funny words written up there, will be lost any sense with this stupid-freak english talk.
I must say that my Dad was really surpised... he can't realise that I can speak english... in some moment he believes that I was feaking!

-RUN KIDS... RUUUUUUUUUUUUN!
-Tío, que dice?
[A lion apears on scene]
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAH

Te quiero mucho Pablito, nunca olvides eso :) Muchas gracias por el POST en fotolog.