miércoles, 28 de marzo de 2007

El primer chubasco

Ayer cayó el primer chubasco de la temporada. El primero del otoño y el primero que he visto en Santiago este 2007. Del chaparrón de febrero no fui testigo, mojado en el Sur por el mismo temporal veraniego. Mi primera tormenta del año me empapó en Brasil, aguijoneado por viento y tronadas de documental. Todos eventos con una cadencia diferente.

La lluvia del trópico es un arrebato, un impulso atmosférico, una explosión de nubes calentadas más allá de lo creíble. Acá, en Chile, la cosa rara vez es así: incluso la tormenta eléctrica más noticiosa es un estornudo al lado de lo que viví. En cambio, el chubasco chileno se anuncia de a poco, sale varios días antes en las noticias, cubre el cielo siempre desde el suroeste y vuela sobre una ligera brisa del norte que sólo se intensifica cuando el agua va empezar a caer. Esa es la consecuencia visible de lo que los meteorólogos llaman carta sinóptica.

Yo tengo algo de meteorólogo en el alma. Y no es que me acostumbre a pasear entre las nubes, o que ceda permanentemente al vicio de tener mi cabeza clavada en el cenit. Hoy, cuando estoy un poco más melancólico que la costumbre, recuerdo el nerviosismo que produce el cambio climático. Ya estoy tan acostumbrado a ver llover siempre igual. A reconocer los guiños del poniente, la niebla arrastrada días antes, la pátina humedecida de la ciudad que queda después.

Incluso ahora, que las noticias inventan calamidades, recuerdo cuántas veces y cuantos años tuve que esperar una micro en Plaza Italia guarecido bajo un paraguas portátil en la misma esquina donde ayer el chubasco se colaba por el techo del novel paradero. Y no esperaba solo. Como la cosa viene despacio muchos santiaguinos llevaban un paraguas desde el amanecer.

Ahora el mío cabe dentro del maletín y tiene mango de caballero. Y esa misma vuelta de la madera, la que parece de bastón incompleto, es la que pretende acompañarme en el invierno que sigue. Albergado en las calles del centro de Santiago, donde antes vivió la aristocracia, no dejo de pensar que el departamento no tiene el murmullo invernal del cobertizo de mi adolescencia. Hoy duermo más cerca de las nubes, le regalaría un barómetro a cada conciudadano y pronunciaría la palabra lluvia en más de un idioma. También la nostalgia.

Yo tengo algo de meteorólogo en el alma. Y es que todos podemos elaborar la propia carta de predicciones y conocer los pulsos del clima interior. El mío, se enriquece cuando el agua vuelve a correr y así como el valle donde vivo, eso se debe al chubasco que arrecia, como al calor que derrite la nieve.

Y en esa secuencia, el otoño feliz, siempre es una estación de cambios.

jueves, 22 de marzo de 2007

Barco a Venus, metro a Neptuno

Ocurre que revisando la wikipedia, me detuve en la historia del grupo Mecano. Estoy en un periodo de recuperación de los gustos musicales de mi adolescencia, quizás en afán exploratorio, quizás en afán curativo. Además que nunca está demás cantar algo en español cuando se está en la ducha.

Y siendo así recuperé esta versión de "Barco a Venus", canción del año 1983. En el mismo tiempo en que Madonna cantaba a la necesidad de tomar vacaciones, al otro lado del Atlántico, los hermanos Cano eran seducidos por la influencia de los grupos new romantic ingleses. A pesar de ser acusados de naif y pijos por la movida punketa española, el trío se dio la oportunidad de ser algo más profundos a raíz de la muerte por sobredosis de un amigo del grupo.

Ahora bien, lo extraño es comprobar como, de alguna forma, esto viene a ser una ironía de lo que ocurre hoy en mi ciudad. Me explico. Hastiado hasta lo indecible por el modo como se habla sobre el Transantiago, y de observar como aquellos que tienen el poder se pierden en sus propios dominios egóticos; tuve que soportar como la derecha festina pidiendo la renuncia del ministro Espejo.

En un alarde de potencia de latifundista, en el Congreso cada parlamentario de la Alianza aprovechó sus quince (literales) segundos de fama para despachar una acusación sobre quien ha tenido que aperrar con el descalabro. Lo trataron de inepto,
de abusar de los más humildes, de ser responsable de la mayor tragedia social del país. Avivaron el coro de las viejas que tienen tiempo para ir al Congreso a mitad de semana mientras el resto trabaja. Se lucieron en la defensa del pueblo.

Qué se han creído!!! En primer lugar, estaría bueno que la vieja de María Angélica Cristi destilara un poco de bótox por las tetas, que harto inundada está. Seguro que con eso alcanza para comprar un par de buses que faltan para su distrito. Cuándo alguno de ellos ha andado en micro... Incluso algunos parlamentarios de la Concertación iban por el mismo camino. Hales, hoy en la mañana se candidateaba sin pudores para ser responsable del panizo (si yo fuera ministro tal cosa hubiera hecho)

Qué descaro. Aunque no debiera permitirme un juicio tan vulgar sobre la actividad política, lo cierto es que no puedo dejar de expresar la rabia que me produce ver a todo un segmento de servidores públicos disputandose prebendas, ya no a fuerza de muñequeos por debajo, sino que simplemente aprovechando la debilidad ajena y parándose sobre el ídolo caído. Cada quién más farandulero (si no, que diga algo el senador Navarro que está pintado para publicidad de shampoo)

Dedico al Congreso, y también a quienes manejan la prensa, una estrofa de esta canción. En mi adolescencia no me enojaba mucho. Más adulto, el desafío es usar la ironía. De alguna forma, esto del poder es como una droga que tiene sus víctimas y quienes estamos fuera corremos el riesgo de rodar cuesta abajo empujado por este ruedo de arpías y generales con ganas de ser emperador. sería bueno que camino a Valparaíso tomaran el Metro hacia la avenida Neptuno.

Dices que siempre estás viajando /pero me estas engañando /yo sé que tu estás sólo /y que no sales de tu cuarto.
Las luces de la calle /te hacen daño cuando sales /porque tu mundo es otro /mucho más oscuro


martes, 20 de marzo de 2007

Feliz cumpleaños

Desde que guardé silencio varias certezas han cambiado. Hoy estás de cumpleaños y no creo que llegues a leer estas líneas. Porque hubo muchas cosas que creí de tí, y esta fue una de aquellas.

¿Seré acaso egoísta si me comporto de esta forma, si publico lo que nunca te dije, si no preparo algún momento para emborracharnos juntos y de esta forma prometernos incondicionalidad? Porque ya tuve una vez esa experiencia, no contigo, pero hubiese querido que así fuera. Y es que no sabía que las velas de este marzo se apagarían solas como anunciando el otoño que nos entumece otra vez.

Y me inquieta desear un último baile, a pesar que quisiste bailar con alguien más.

Hablando de necesidades de nuevo... quizás tú necesitas mis anteojos. Podría habértelos regalado. De esa forma evitaría tener que explicarte como mirar dentro de los engranajes del mundo y también en los de mi cabeza. Los mismos que revientan a cada segundo las palabras que nunca dije tras tu partida, y que desvanecen mis pasos detrás de los tuyos.

Porque incluso en aquellos lugares de fábula no nos encontramos. Y acá, a este lado, cambiamos abrazos que no significaban nada y apretones de mano rigurosamente comedidos. Ninguno de ellos fue para despedirnos. Me prestaste ropa para alumbrar la noche y leíste mis mensajes para oscurecer tu espejo. Siendo así, difícilmente nos veríamos.

Tú y yo vivimos de apariencias. Pero al menos estoy tranquilo. Ahora sé que aparento aparentar, que he aprendido hasta donde deben llegar los cuentos. Por eso mismo, a pesar que me angustia no poder cantar tus parabienes, deseo que la vida vuelva a reunirnos cuando quieras contraer una borrachera compartida y cuando de verdad quieras estar conmigo sin mediar circunstancia.

Yo siempre lo quise. Eso es algo que hubiera querido regalarte siempre, amigo.

lunes, 12 de marzo de 2007

Medidas efectivas

El día 9 de marzo desperté con el viejazo. Bueno, fue lo segundo que pensé, porque lo primero fue lamentar no estar de cumpleaños. Siendo conciente del afán de protagonismo, el 8 de marzo es para mí algo así como the ultimate spotlight, siendo el pretexto perfecto para organizar un evento más o menos producido. No es que sea un Juanito Yarur sin diamantes; es solo que me gusta conmemorarlo de manera especial.

Y ensayando la samba para cocinar brasileiro, parece que me torcí la columna, porque amanecí con un dolor intenso en el hueso sacro. Misteriosamente, un recordatorio de la neuralgia religiosa que últimamente he padecido. No por que haya abandonado mis convicciones, sino porque las interrogantes se han multiplicado. En lo cotidiando, se traduce en pensar como fomentar el optimismo acá sabiendo que hay vida más allá.

Por esa razón, me sentí más viejo rabioso al escuchar que, como cada mañana del último mes, la ciudad se estaba cayendo a pedazos. Obvio que con el transporte no hemos andado todo lo bien que quisiéramos, pero tampoco es que Santiago se haya paralizado (por lo menos no he dejado de ver gente iendo al mall). Además, la crítica viene de gente que jamás ha tomado una micro. Si no, que lo diga la yegua cínica de Andrea Molina que no es otra cosa que la embajadora de alguien tan perverso (y motorizado) como Ricardo Claro. Despertando así, con la espalda tensa y mensajes de apocalipsis, entiendo que todos lleguen con jaqueca al trabajo, pensando que Dios nos abandonó.

Porque si la Presidenta anuncia mejoras, lejos de analizar el conjunto del sistema, vamos de nuevo con aquel paradero que esta pifiado. A mí me interesa mejorar el sistema, colaborando, aprendiendo, no inflando el pánico colectivo y tomando la micro donde corresponde. Que me gustaría ir sentado (no por viejo sino por dolorido) y que quisiera ver los buses sin rayones, obvio. Que me gustaría ver las medidas cumplidas también. Pero hay que tener paciencia. Virtud solicitada al soplar las velas y poco cultivada por la fiebre del transporte público.

Justificando de este modo el afán solidario, tengo la intención de compartir con los lectores una canción que vendría bien escuchar en el Transantiago. Es de los islandeses de Múm y se titula Green Grass of Tunnel. Algunos dicen que es el sueño de todo publicista. A mi me parece que es un sedante natural, una invitación a la gélida animación suspendida, un recordatorio del liberado vuelo de los pájaros del ártico.

Más allá del tecnicismo ministerial o de la opinión del tecnólogo médico al mirar mi radiografía, con los 32° de marzo y tironeado en la micro de regreso a casa, ninguna medida me parece más efectiva que esta melodía paliativa del dolor. Además que desvanece el viejazo con su postal de cuento infantil. Como buena medida correctiva, tiene algo de engrupida. Más viejo, más taimado y más querido, ahí va mi regalo de vuelta.

domingo, 4 de marzo de 2007

Lista de cumpleaños

A sabiendas que el link a webstats.com ha implicado tornar vívida la angustia por no ser leído, y considerando las mejores estrategias para un relanzamiento del sitio (que para tranquilidad de mis fans no incluirá un boloccazo de ninguna especie) procedo a reproducir la lista de regalos que soñaría recibir en mi cada vez más próximo cumpleaños:

1. En plan homo ludens, un réplica miniatura del Concorde. Exquisita fisonomía, magia aerodinámica, elegancia francesa y una maravilla del ingenio humano. Basta con entender que todo avión se mueve a partir de una explosión controlada, llevada en este caso sobre la barrera del sonido y a unos metros por debajo del espacio.
2. Para matar el dolor de las discusiones en español, el disco Katso Maisemaa de Regina (enteramente indisponible en Chile) tanto para apreciar la carátula y tener las letras legibles. Con eso, aparte de la música, tengo suficiente entretención traduciendo las canciones (ya les contaré la extraña decepción con el keltainen koira on pihalla o que es lo mismo, el perro amarillo junto al patio).
3. Dentro de la misma línea, una máquina del tiempo para ir y volver al 21 de marzo, cuando se publica el segundo disco de la banda, titulado Oi miten suuria voimia! (Qué gran fuerza!) dos de cuyos singles están disponibles en su sitio de myspace
4. Para ambos casos, un curso de suomen kieli en un país de habla inglesa, matando dos pájaros de un tiro. Idealmente con pasaje para Londres o algunas de las Antillas británicas.
5. Plata para reparar los "eventos" de mi cuenta corriente y pasas para las próximas vacaciones, para no olvidar que el pasaje de regreso no trae almuerzo, arriendo ni pago de cuentas incluído. Una opción no despreciable es contar con trabajo, para salvarse de dar jugo como Marlen Olivarí.
6. Siendo menos egocéntrico, orden para el Transantiago: mejor información, respeto por los paraderos, automovilistas ubicados y pintura de buses antiflaite; todo, para mentener tibio el pulso de la capital, sobre todo cuando llegue el invierno. Eso incluye el sobre azul para Andrea Molina.
7. En la misma línea, la firma de un decreto municipal para la preservación arquitectónica del centro de Santiago y la ampliación del subsidio de restauración patrimonial. De esta manera me evito los dolores estéticos que ahora causan las demoliciones en mi barrio para hacer departamentos con cero gracia. Parece que el sobre azul va para Raúl Alcaíno también.
8. Más presupuesto para el MetroArte aprovechando que ahora son el doble de santiaguinos los que tendràn la oportunidad de adquirir mayor barniz cultural dentro de la sardinera.
9. Para salvaguardar la integridad festiva, que todo el planeta se ponga de acuerdo para cambiar el Día Internacional de la Mujer a otra fecha. Porque es el colmo que el día mi cumpleaños sea opacado por medio país (incluyendo la Presidenta). De esa forma se salvaría mi entorno del trauma de verme travestido con el fin de no perder protagonismo. Total toda la camarilla gay solo me saluda con un "feliz día" así que con esa jugada no tengo nada que perder.
10. Y finalmente, solo espero un saludo y estar acompañado de quienes aprecio y amo. Cuando van a ser 28 los años cumplidos, definitavemente la vida se ve diferente. Porque aparte de la fiesta uno puede aprovechar de hacer un repaso antes de la lección que viene desde ahora. Es como una pregunta al cosmos. Lo mismo puedo hacer las cosas, puedo preguntarme sobre aquello que tiene importancia decidir. Y en eso, el tiempo, se han encargado de mostrarme aquello que vale la pena.

Gracias por el regalo que recibiré.

viernes, 2 de marzo de 2007

Transantiago matinal

Debo decir que cada mañana aborrezco un poco más a Andrea Molina. No es que la apreciara mucho (aunque cuando personificó a Sussy en esa serial de los noventa, algunos créditos le di) simplemente que ahora es incomodidad crónica de verla.

Por un extraño impulso digno de psicoanalizar, esta semana he empezado mi rutina de levante observando algunas noticias en Megavisión. Quizás es lo único que veo en esa estación. Tengo claro que es baluarte del doble estándar y puede ser por eso que, apelando a las ciencias sociales, debo buscar evidencia sobre el fenómeno diariamente.

El asunto es simple, esta estación ha hecho de las suyas derribando al Transantiago. Jamás tendrá la decencia de criticar abiertamente al gobierno, porque la estrategia es otra: dejar preguntas abiertas del tipo ¿Quién cuidará de nosotros cuando los delincuentes nos asalten en invierno? Y es terrible, porque todo va apoyado de una cuña con música de pesadilla e imágenes de flaites esquineros. Porque aunque la estigamtización pasada corrida, igual no puedo dejar de mencionarla.

En fin, lo peor de todo es la cara dramática que esta mujer pone cada vez que relata alguna tragedia fruto del transporte. Es claro, hay bastante por mejorar pero tampoco ha sido el fin del mundo. La lata es que Andreíta jamás dialoga con los entrevistados en estudio, porque el único movimiento cervical que puede realizar es mirar siempre a la cámara con cara de comercial de Revlon. Todo mientras relata lo triste que debe ser para la señora Juanita llegar tarde, tajeada por los cogoteros, y sin ganas de hacer arrumaco al marido que exige lo suyo.



La misma sucia estrategia de "Mujer rompe el silencio". Jamás el género masculino nacional salió tan vapuleado y la mujer tan victimizada(con la honrosa excepción nortina de Laura en América) . Si alguno no recuerda las historias solía terminar con alguna reo por asesinato entrevistado por la interlocutora enfundada en un traje Channel. El mismo que usa para visitar las poblaciones inundadas en el invierno.

Propongo que todo estudiante de metodología de la investigación vea este noticiero para aprender a cómo realizar preguntas sesgadas que respalden la hipótesis. Es el ejercicio de rigurosidad científica de Ricardo Claro. Y es una burla, porque probablemente el hijo de la señora Juanita es el mismo que aparece en las imágenes que explican lo que es un delincuente en las poblaciones periféricas donde no pasa la micro.

Claro que la señora Juanita no alcanza a ver su despliegue matutino y menos aún, procesar toda la jugada caída la noche. A esa hora, lo único que la identifica es verse victimizada por un mundo dominado por hombres, los mismos a los cuales esta conductora trató de seducir ligera de ropa en TVN y con cara de Evita en Megavisión.

A lo mejor, me carga por su astucia, porque yo también he caído en el juego de escucharla.