jueves, 22 de marzo de 2007

Barco a Venus, metro a Neptuno

Ocurre que revisando la wikipedia, me detuve en la historia del grupo Mecano. Estoy en un periodo de recuperación de los gustos musicales de mi adolescencia, quizás en afán exploratorio, quizás en afán curativo. Además que nunca está demás cantar algo en español cuando se está en la ducha.

Y siendo así recuperé esta versión de "Barco a Venus", canción del año 1983. En el mismo tiempo en que Madonna cantaba a la necesidad de tomar vacaciones, al otro lado del Atlántico, los hermanos Cano eran seducidos por la influencia de los grupos new romantic ingleses. A pesar de ser acusados de naif y pijos por la movida punketa española, el trío se dio la oportunidad de ser algo más profundos a raíz de la muerte por sobredosis de un amigo del grupo.

Ahora bien, lo extraño es comprobar como, de alguna forma, esto viene a ser una ironía de lo que ocurre hoy en mi ciudad. Me explico. Hastiado hasta lo indecible por el modo como se habla sobre el Transantiago, y de observar como aquellos que tienen el poder se pierden en sus propios dominios egóticos; tuve que soportar como la derecha festina pidiendo la renuncia del ministro Espejo.

En un alarde de potencia de latifundista, en el Congreso cada parlamentario de la Alianza aprovechó sus quince (literales) segundos de fama para despachar una acusación sobre quien ha tenido que aperrar con el descalabro. Lo trataron de inepto,
de abusar de los más humildes, de ser responsable de la mayor tragedia social del país. Avivaron el coro de las viejas que tienen tiempo para ir al Congreso a mitad de semana mientras el resto trabaja. Se lucieron en la defensa del pueblo.

Qué se han creído!!! En primer lugar, estaría bueno que la vieja de María Angélica Cristi destilara un poco de bótox por las tetas, que harto inundada está. Seguro que con eso alcanza para comprar un par de buses que faltan para su distrito. Cuándo alguno de ellos ha andado en micro... Incluso algunos parlamentarios de la Concertación iban por el mismo camino. Hales, hoy en la mañana se candidateaba sin pudores para ser responsable del panizo (si yo fuera ministro tal cosa hubiera hecho)

Qué descaro. Aunque no debiera permitirme un juicio tan vulgar sobre la actividad política, lo cierto es que no puedo dejar de expresar la rabia que me produce ver a todo un segmento de servidores públicos disputandose prebendas, ya no a fuerza de muñequeos por debajo, sino que simplemente aprovechando la debilidad ajena y parándose sobre el ídolo caído. Cada quién más farandulero (si no, que diga algo el senador Navarro que está pintado para publicidad de shampoo)

Dedico al Congreso, y también a quienes manejan la prensa, una estrofa de esta canción. En mi adolescencia no me enojaba mucho. Más adulto, el desafío es usar la ironía. De alguna forma, esto del poder es como una droga que tiene sus víctimas y quienes estamos fuera corremos el riesgo de rodar cuesta abajo empujado por este ruedo de arpías y generales con ganas de ser emperador. sería bueno que camino a Valparaíso tomaran el Metro hacia la avenida Neptuno.

Dices que siempre estás viajando /pero me estas engañando /yo sé que tu estás sólo /y que no sales de tu cuarto.
Las luces de la calle /te hacen daño cuando sales /porque tu mundo es otro /mucho más oscuro


1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi me da una rabia de esas profundas, que me sale de las vísceras, ver y escuchar a toda esa manga de políticos tan absolutamente desconectados de la realidad, como si a alguien de verdad le importará sus dimes y diretes ya clásicos. Me recuerdan un grupo de chicos jugando al tu la llevai.

Aun así, la decepción que siento por la desastrosa implementación del Plan Transantiago, no es menor, porque en efecto estamos de acuerdo que no es el fin del mundo, pero hubo improvisación, hubieron errores de diseño que denotan que jamás fuimos prioridad para el Sistema, todo se redujo a $$$.