domingo, 16 de agosto de 2009

Distante sensualidad

¿Has adivinado lo que me pasa cuando estamos lejos? ¿Has podido reconocerme aun cuando estamos a oscuras? ¿Qué hueles, qué tocas en esas oportunidades?

Yo acá extrañándote aun cuando no ha transcurrido nada desde tu silencio. Y en el entretanto, tengo tiempo para pensar cómo te recibiré a tu regreso. Tanto tiempo esperé para estar con alguien y la mayor sorpresa fue que te encontré a tí, digno caballero de todos mis recuerdos, digno señor de todos mis presagios. Tanto tiempo esperé que esta espera no es sino un tesoro.

Yo acá preparándome a pasar la noche sin ti, abrazando solamente tu recuerdo caliente que no se desvanece. Yo acá pensando cuántas veces he dejado que mis tonteras rebesen los límites de lo respetable. Yo acá pensando como cada una de nuestras nimias peleas malgastan tiempo precioso.

Tengo ganas de mandarte un beso profundo. Tengo ganas de tocar lo que hay adentro, tan adentro como tu has estado en mi. Tengo ganas de sentir otra vez el sudor frio de tus noches que me destapan, de tus paseos húmedos y de pasos lentos. Tengo ganas de escuchar tus rumores que a veces se convierten en gritos.

Retrocedo en el tiempo y compruebo como esas ensoñaciones de mis tardes solitarias se hacen carne contigo, se vuelven tan concretas como un edificio, como un campanario palpitante que suena rítmico como mis deseos. Nada de lo que hubiese escrito se te parece, precisamente hoy cuando hay un espacio que me recuerda que sigues siempre.

No hay nada como estar contigo, y nada como mirarte a la distancia. Contemplarte en tus recorridos que de tanto en tanto se dicen con mi lengua.

Una y otra vez vuelvo a ti.

No hay comentarios.: