lunes, 12 de abril de 2010

Flor de declaración

El germen de estas palabras, aquí

¿Me va a decir este señor de trapitos bordados que tiene la autoridad para culparme? ¿Me va a decir este señor poto de mantequilla que conoce a la psicología mejor que los psicólogos? ¿Me va a decir él que la culpa de toda la mierda que tapa bajo los altares es por causa de los de nuestra especie?

¿Me va a decir que tiene vírgenes alemanas de su lado? ¿Me va a decir que hay círculos donde oran por nosotros? ¿Me va a decir que la gracia de Dios me regaló una diuca torcida, una voluntad equivocada y más aun ciega de sus propios deseos? De los de Dios y de los míos propios.

¿Le va a decir al resto que mejor no recen tanto, porque somos unas ratas comependejos, unos matacuras infiltrados en la sacristía, que no vale la pena tratar de vestir de blanco al demonio? ¿Le va a pedir a su jefe-vieja-chuyenca que disimule el escándalo, que es cosa de pervertidos, que son maniobras de Satanás, que tiene muchos psicólogos que le hicieron pruebas neuronales a los ángeles (y no teólogos que le hicieron pruebas a los angelitos) y saben por su divina revelación que sus eunucos besadores de anillos no tienen problemas sino nosotros, los que cada mañana levantamos estandarte?

¿Me va a decir este señor, ataviado como gran ramera de encajes, sombreritos y faldas, que nosotros, que nos ponemos los pantalones para ir a trabajar, pasamos por la iglesia para bajárnoslos al adorar a un querubín?

¿Se habrá metido en mi cabeza, en mis sueños húmedos, con sus manos pulidas, sus arrugas impúdicas y tetas caídas? ¿Habrá encontrado allí los archivos de los crímenes que ayudó a encubrir? Príncipe de lo oscuro, maquiavélico director, su santidad obscena, vicario de la paja, castrador de la conciencia, sarcófago de inmundicias, momia injusta, que ahora vienes y me cargas con tus pecados, mientras reposas en un Vaticano que hace rato dejó de construir el Reino de Dios, para volverse el reinado de si mismo.

Vieja Babilonia menopáusica, ponzoñosa y picante.

Y se van a quedar solos, solos y solos. No habrá más niños para comer ni locas que reclutar. Lamento anticipado por todos aquellos que confiaron su fe en directrices y directores que niegan la carne y la piedra. Lo lamento también por mis compañeros, y pido que no se desanimen, porque me ayudan a luchar por librar la persona de Cristo de la política de la tierra, porque al final eso son los vaticanos: políticos que cambiaron la corbata por la sotana, cosa de no morir ahorcados y mudos como sus víctimas, sino que tener la soltura y espacio para esconder el fellatio en todo evento.

4 comentarios:

Iván Otazo Sepúlveda dijo...

Hola, muy de acuerdo con tu columna. Mal por la Iglesia nuevamente.

Anónimo dijo...

Hola Pablo, que triste decirte que tienes toda la razón, que tus palabras me interpretan plenamente, que a partir de las palabras de este sacerdote se desfigura y tortura la imagen de Aquel que justamente "dice" representar.

Como Cristiano Católico primero, como Hombre en segundo lugar y como Gay finalmente, siento verguenza que este hombre use palabras de muerte siendo "representante" según él, justamente del Señor que ES LA VIDA.

Alberto Alemparte G.

ictedusantiago dijo...

Absolutamente de acuerdo con tu posting estimado amigo. Que lastima que la Iglesia Catolica quiera tapar el sol con un dedo y al mismo tiempo meternos el dedo por cualquier parte. Se que tenemos excelentes EXCEPCIONES! pero los grandes poderes de la Iglesia huelen a podrido. (Mas en mi Facebook)
Abrazos.

Pablo dijo...

De acuerdo contigo. Estas palabras van para ese Señor y aquellos que se le parecen. Escribo como un católico que ha conocido la fe de la mano de muchos, entre los cuales hay sacerdotes que se que no piensan así. El problema es que los Bertone hacen que la imagen de Cristo representado se debilite en vez de fortalecerse en su real dimensión redentora.