jueves, 4 de enero de 2007

Lista de novios

Hoy en la mañana figuraba en los titulares de la prensa electrónica, la noticia sobre una pareja de muchachos que se había inscrito en la lista de novios de Ripley, ante la inminencia de una unión simbólica en Chile y un futuro matrimonio en España. Ambos sujetos integraban las filas de estudiantes y egresados de la Universidad Finis Terrae, por lo que asumo, en función de mis pasadas por el frontis de la misma, que se debe tratar de dos sujetos relativamente pitucos y ordenaditos de cara.

Visto por ese lado, no molestan mucho. Su transgresión tiene que ver con el hecho de reconocer el vínculo que los une y desde ese punto de vista, se salvan de la lapidación que habría sido realizada en caso de haber sido un par de travestis, por ejemplo. Porque de alguna manera, el Mercurio, el diario más conservador de Chile, ha graficado opiniones escandalizadas por la tergiversación del derecho natural antes que por la ignorancia o mal gusto de los contrayentes. En este caso, dos muchachos de buena posición hacen uso del permiso que tienen como individuos dentro del sistema.



Porque en este caso si es conveniente asumir que el matrimonio es una forma de intercambio o rito económico que todas las culturas han elaborado, tanto por la unión de patrimonios, como por el pago de dotes que concurren comom garantía ante una mujer infértil. Evidentemente, en esta maniobra Ripley salió más que favorecido: muchas opiniones en el foro aplauden la decisión, que de alguna forma no es más que aprovechar una oportunidad de mercado. Después de Ariel Mercader vendiendo lavadoras o promocionando camisas glamorosas, ninguna tienda negaría consumo a los dueños de una Visa rosa. Ni desperdiciaría a los consumidores jóvenes que con creciente poder adquisitivo preferirán un establecimiento acorde con sus valores "modernos".

Es más, en mi opinión siempre consideré injusto el trato que recibe un homosexual ante la comunidad casamentera en materias financieras: siempre suman puntos a las cuentas de novios ajenas, sale más barata la invitación porque no viene con pareja y además no tiene las complicaciones de comprar un electrodoméstico en su boda futura. Y bueno, pensaba así hasta que en un capítulo de Sex & the City Carrie Bradshaw dijo lo mismo para volver honorable su soltería. Encontré que era soberana estupidez, porque en el fondo, habiendo crecido en medio de esto, uno igual sueña con casarse alguna vez sea como sea. Y en ese lugar emotivo los regalos dan lo mismo.

Es por eso no puedo dejar de expresar el optimismo que sentí al visitar el foro que para tal efecto desplegó emol.com. A diferencia de lo que ocurrió hace ya más de un año con la jueza Atala o la ley de unión civil en Buenos Aires, la cantidad de opiniones favorables era diametralmente opuesta a lo que referido en esta ocasión. Hoy las opiniones aplauden a los novios y cuestionan el doble discurso de los garantes del orden eclesial (curiosamente, ninguno con título pontificio) investidos también como héroes del orden natural.

Esto lo posteó un tocallo y creo que sintetiza muy bien lo que también pienso: "A los ignorantes que hablan en nombre de Dios... No es él, el que no acepta las uniones del mismo sexo, es la iglesia y las personas terrenales que la conforman....
Así que dejen la patudez de lado y hablen en nombre de la iglesia, no de Dios, no sean caraduras. Acaso alguno está muerto y ya lo conoce? Un abrazo a los novios."

2 comentarios:

seba_fox dijo...

Jajajaja... deberás cambiar tu link de comunicaciones adolecentes...
Saludos Pablo!

Yavero dijo...

De a poco avanzamos.
Besos,
Vero